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Nuestra misión es acompañar a quienes tengan sueños empresarios, a sentir la confianza en el alma y en lo técnico y a entender los pasos exactos para hacerlos realidad.
Vengo de una familia de origen inmigrante, como tantas en Argentina. Mi abuelo, llegó sin educación y sin familia a Buenos Aires, y formó su propia familia. Tuvo tres hijos, y los mantuvo atendiendo día a día su tienda donde vendía hilos, botones y telas. Desde niña escuché las historias de la tienda, y siempre pensaba en qué había hecho que la tienda de mi abuelo no lograse crecer. ¿Por qué no había tenido sucursales? ¿Por qué no se expandía? ¿Qué le faltaba a mi abuelo para lograr crecer? ¿Capital? ¿Entender su negocio? ¿Confianza? No tengo las respuestas, pero sí sé que mi abuelo quiso que sus tres hijos tuvieran más posibilidades que él e insistió en que se educaran.
El hijo más pequeño fue mi papá. Mi papá, junto a mi madre, armaron desde jóvenes un Estudio Contable. Nos tuvieron a mí y a mi hermana, Patricia. En las cenas en mi familia, abundaban las historias que mi abuelo le había transmitido a mi padre y las historias sobre empresas. Mi papá, siempre nos contaba en forma sencilla, qué hacía que las empresas fuesen exitosas, y qué cosas se lo impedían. Nos contaba sobre socios y empresas familiares que fallaban por falta de acuerdos. Nos contaba la visión que hacía que ciertos empresarios hiciesen cosas que cambiaban el mundo. Nos llevaba a Disney y nos resaltaba la visión que Walt Disney había tenido como base de ese parque que representa, en mi familia, la capacidad que tenemos los humanos de crear.
Desde esta infancia, yo desde muy chica estudié y emprendí. Mi primer emprendimiento fue la venta de chocolates, donde mi mejor amiga se asoció conmigo y ella era mi pata comercial. Luego vendía budines para abastecer el kiosco de mi universidad, que a su vez era impulsado por Tinivelli, uno de mis compañeros de camada.
En el camino, me formé como economista, y luego hice una maestría en negocios. Trabajé en consultoría estratégica lo cual me permitió seguir fortaleciendo mi capacidad de entender cómo se combinan los engranajes que hacen que una empresa funcione, mirando con mirada de águila, mirando la estratégica. Luego viví y trabajé varios años en Estados Unidos, siendo parte del grupo de Adquisiciones de Sara Lee Corporation, un gran conglomerado que participa en diversas industrias. En este trabajo, aprendí a mirar empresas y evaluar su situación y modelo de negocios para poder valuarlas y hacer ofertas para comprarlas. Aprendía a identificar empresas para comprar, negociar contratos, hasta que finalmente viene a Argentina a comprar una empresa en particular y formar parte de su gerencia..
Mi camino siguió con la idea de que yo continuaría mi exitosa carrera corporativa llegando a ser Gerente General en Argentina o en algún lugar del mundo, de una importante empresa multinacional. Pero, cuán poco me conocía cuando creía que este sería mi camino!
El 20 de febrero del año 2002, nació Tati, mi primera hija. Mi primera gran maestra. Ese día, yo entendí, que yo haría cualquier cosa laboralmente, siempre y cuando yo pudiese permanecer cerca de ella para amamantarla y hacerla dormir cada noche. Renuncié entonces al mundo corporativo y decidí nuevamente emprender. En el 2004, nació Clara, nuestra segunda hija, que me acompañó en su babyseat muchos días a la planta piloto que abrimos ese año.
Vengo de un linaje de mujeres que apoyan a mujeres para que puedan ser mamás y crecer profesionalmente. Y así como mi abuela apoyó a mi madre, mi madre me apoyó incondicionalmente para que yo pudiese emprender y estar cerca de mi hija. También me apoyó mi padre, mi suegra, mi marido. Tuve un séquito de ángeles guardianes que me acompañaron y me apuntalaron en mi camino.
Habiendo salido del mundo de las multinacionales (Si bien mi marido es americano de origen mitad mexicano mitad colombiano, con lo cuál cada día vivo en un mundo multinacional!) diseñé un primer modelo de negocios que implementé: exportar mermeladas orgánicas de Patagonia a USA. Fue un proyecto exitoso ya que logramos colocar el producto en las góndolas en USA. Avanzamos en conversaciones para escalarlo, y en ese momento, yo decidí que debido a las variables macroeconómicas Argentinas y la estructura del negocio, esa no era la forma en que yo quería crecer. Cerramos este proyecto.
A continuación, mi marido tenía mucho interés en instalar las Cookies americanas en Argentina. Y así fue como empezamos desde una planta piloto a comercializar Cookies, llegando a tener una planta modelo con certificación HACCP vendiendo y abasteciendo a gigantes multinacionales. En el año 2016, habiendo dirigido esta empresa durante 12 años, estaba lista para un cambio. Quería ayudar a otros a entender su modelo de negocio. Quería crecer como persona. Quería ser un agente de cambio que catalizase los sueños de otros. Empecé a estudiar coaching ontológico en la escuela de Rafael Echeverria.
Mi nueva profesión como coach, tuvo un gran impacto en mi mirada. Empecé a encontrar muchos matices en el liderar y en los modelos de negocio más allá de los Excel y powerpoint que me apuntalaban hasta ese entonces. Empecé a aprender el poder de conversar.
Como parte de mis nuevas conversaciones, con mi marido decidimos que habían sido muchos años de trabajar juntos, y que preferíamos priorizar la familia a la empresa y el salió de la empresa.
Con mis nuevas distinciones como líder coach y mi deseo de crecer, decidí hacer una apuesta: buscaría un socio estratégico que me ayudase a hacer crecer mi empresa un 100%. Si junto a este socio lo lográbamos, seguiría siendo parte de la empresa. Si no era posible, entonces dejaría este proyecto para volver a emprender.
Y así lo hice. En el año 2016, vendí parte de mi empresa a un socio estratégico. Armé un excelente contrato en base a mi experiencia en contratos de venta, y con la ayuda de abogados que comprendían claramente lo que yo buscaba lograr y comencé a tener socios.
Con mis socios, armamos diversos planes de crecimiento, y nos dispusimos a implementarlos. Ellos traían bajo el brazo una fuerza de ventas con muchísimos puntos de venta y cobertura nacional. Argentina sin embargo no estaba en su mejor momento y no fue posible lograr la ambiciosa meta que yo me había fijado. Y tal como lo había diseñado, al no lograr la meta, decidí en 2018 ejecutar la cláusula de salida para volver a emprender.
Y aquí estoy. Frente a ti. Poniendome a tu lado para que miremos tu negocio. Para mostrarte lo que aprendí sobre cómo analizar un modelo de negocios, sobre cómo lograr una visión que te permita llegar a donde querés, sobre cómo coordinar con socios para lograr crecer en harmonía.
Imagina ya no estar solo o sola para avanzar. Imagina encontrar una aliada leal y experta que vela por tus sueños con quien poder validar los pasos a tomar, la respuesta a decisiones clave y así sentir la claridad y tranquilidad que sueñas para avanzar con confianza.
Soy tu mejor aliada. Con herramientas, capacitaciones y mentoring uno a uno que acortan tu caminio y te hacen sentir seguridad respondiendo en forma experta todas tus dudas.
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